14 de marzo de 2009

Sandokán

Era el jefe de los feroces piratas de Mompracem; era el hombre que hacía diez años ensangrentaba las costas de la Malasia; el hombre que libraba batallas terribles en todas partes, el hombre cuya audacia y valor indómito le valieron el sobrenombre de "Tigre de la Malasia".

¡Destino que me empujas hacia allá -dijo al cabo de algunos instantes de contemplación- dime si esa mujer de ojos azules y cabellos de oro que todas las noches viene a turbar mis sueños será mi perdición!

¡La bandera del rajá Broocke, el exterminador de los piratas! -exclamó con acento de odio- ¡Tigrecitos, al abordaje!

Toma, valiente. Siento haber destruido tu junco, que tan bien has sabido defender. Pero con estos diamantes podrás comprar otros diez barcos nuevos.
-Pero, ¿Quién es usted? -preguntó asombrado el capitán.
Sandokán se le acercó, le puso una mano en el hombro y le dijo:
-¡Yo soy el Tigre de la Malasia!

-¡Ven Patán -exclamó- veo sangre!
Se lanzó como un tigre a través de la floresta, seguido por el malayo se se veía en apuros para seguirlo.

Un hombre de tal naturaleza, dotado de una fuerza tan prodigiosa, de una energía tan extraordinaria y de un valor tan grande, no podía morir.

¡Sangre, denme sangre para apagar la sed! ¡Yo soy el Tigre del mar malayo!

~ Emilio Salgari - Sandokán

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