Mi abuelo murió en el campo, sin rezo ni confesión, y lo enterraron los indios, flauta de caña y tambor.
Al tiempo yo pregunté: Padre, ¿qué sabes de Dios? Mi padre se puso serio y nada me respondió.
Mi padre murió en la mina, en un negro socavón; color de sangre minera tiene el oro del patrón.
Mi hermano vive en el monte y no conoce una flor; sudor, malaria y serpiente, es la vida del leñador.
Y que nadie le pregunte que si conoce a Dios: Por mi casa no ha pasado tan importante señor.
Que Dios vela por los pobres tal vez si, o tal vez no, lo seguro es que almuerza en la mesa del patrón.
Que hay cosas en el mundo más importantes que Dios, y es que nadie escupa sangre pá que otros vivan mejor.
Atahualpa Yupanqui
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