19 de marzo de 2010

Era el día cero para él, aunque habían pasado mil millones de años desde el comienzo del mundo.
No, no era un recién nacido. Pero su corazón por primera vez aprendía a sentir.
Era como respirar por primera vez.
Esos sentimientos no eran precisamente hermosos, pero probablemente fueran más profundos de lo que su cuerpo podría contener.
Se convulsionaba románticamente, cayendo al suelo, haciendo que su emoción llegara hasta el mismisimo pilar del mundo.

Namida.

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