No, no era un recién nacido. Pero su corazón por primera vez aprendía a sentir.
Era como respirar por primera vez.
Esos sentimientos no eran precisamente hermosos, pero probablemente fueran más profundos de lo que su cuerpo podría contener.
Se convulsionaba románticamente, cayendo al suelo, haciendo que su emoción llegara hasta el mismisimo pilar del mundo.
Namida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario